Varios intentos hubo este año de querer rodar en «Rock & Rio», pero las condiciones no acompañaron hasta este día, según las estaciones meteorológicas soplaría de SSE una media de 12nudos con rachas de de 24 y que aumentaría a medida que se pusiera el sol, estuvimos dudando entre otras pistas de Madrid, pero no nos convencían por tamaño, entrada de viento y barro, queríamos rodar largo, cómodos y rápidos, desestimamos los spot de tierra y de asfalto pequeños.

Cuando llegamos, vimos que las previsiones se cumplían, la recta del diablo (que así la hemos bautizado) 900m, estaba seca y libre, entrando el viento perfecto para ceñida y largo.

No nos demoramos en montar los carros (Rataplán y Tequila) esperábamos mas carros después de ir anunciándolo en el foro, pero… ahí estábamos, solo para nosotros.

Montamos velas de 4.0, sabíamos que en algún momento iríamos «pasaditos», pero al ser la única que tenia Rataplán consideré ser solidario y ver el comportamiento de la vela en las mismas condiciones un peso medio-ligero y otro pesado.

Empezamos a rodar con viento de 12-17nudos. Incómodos pero expectantes, yo probaba la polea en la parte de pie de mástil que por cierto fue muy cómodo.

A medida que rodábamos nos confiábamos más, a la vez que nos picábamos…

-”¿Tequi, llevas el GPS?“
-«si, ¿Qué pasa, que te hace un jamoncito?”

No lo dudamos, las condiciones eran buenas.

Estuvimos rodando un buen rato, «Rantanplán» con la cámara detrás (quería ver como rodaba).

Tras idas y venidas las velocidades aumentaban como la descarga de adrenalina. Al realizar una paradita para comprobar el GPS, este estaba en blanco…

-«¡¡¡mecagüenlaleche Tequi!!! a que no has cargado las pilas!» Efectivamente con la emoción de «Recta del Diablo» se me olvido.

A última hora de la tarde empezó a llegar gente, alucinaban de cómo nos movíamos con el viento, uno de ellos con el coche en la zona que rodábamos nos dijo que rodábamos muy rápidos, (no quise que me dijese la velocidad).

En un momento, perdí el control y me vi tumbado ¿¡Que ha pasado!?… durante unos segundos no quise moverme y luego empecé a mover las extremidades de mi cuerpo… bien! ¿Y el carro… la vela… y el mástil?… ¡Perfecto!… Bien Paul!!!

Tras unos minutos y venir «Rantamplán» en a mi ayuda, este comenta:

– “¿Que has hecho? he oído un ruido de la leche…
– ¡Yo también! y no me acuerdo que ha pasado.

¿Será la rueda delantera? ¿Al ser más grande, con más superficie, es mas sensible? Lo comentaré.

No podíamos parar, teníamos «el Diablo» metido en el cuerpo…

– ¿Qué seguimos?
– ¡Venga otra más!

… y así se nos hizo de noche, con el viento en la cara y escuchando los rodamiento girar ¡Que vicio!

A la caída del sol el viento subió a 25 nudos con rachas de 30 y decidí montar la de 3.0. Solo pude realizar 3 largos ya que la noche se nos hecho encima y era mas caña… en el ultimo largo, llevábamos de escolta un coche detrás, alumbrándonos (como molaba).

Finalizamos para celebrarlo tomando un magro al Pedro Ximénez con piña acompañado de un buen chorrito de vino.

Fue un día extraordinario, disfruté de silencio, viento, velocidad y rodar con un amigo.