Con unas previsiones poco prometedoras, la tarde se presentaba con muy mala pinta. El único cometero que se atrevió a probar se marchaba aburrido… montamos un carro por si las moscas y nada más terminar de montarlo, el viento empieza a animarse, rapidamente montamos el otro carro, mientras, Erik no deja de rodar y acabamos los dos a tope hasta el anochecer.

Se demuestra lo agradecido que es el blokart, con tan solo una brisa se puede disfrutar a tope… bonito regalo de reyes, je, je, je.